El nuevo y elegante vehículo eléctrico de Renault supone el nacimiento de un nuevo tipo de Megane, pero el fin del Megane RS tal y como lo conocemos
Renault ha revelado su próxima generación de vehículos eléctricos más de una década después de democratizar la tecnología de los coches eléctricos con su Zoe, transfiriendo la denominación Megane a un nuevo utilitario totalmente eléctrico hecho a medida que rivalizará con el Volkswagen ID.3 y el Cupra Born. Esta transformación radical también supone el fin de los derivados del Megane Renault Sport tal y como los conocemos, aunque la apuesta de Alpine por los modelos eléctricos de altas prestaciones podría dar lugar a un sucesor espiritual del emblemático utilitario.
Esta decisión de aplicar el nombre de Megane a un nuevo vehículo eléctrico a medida señala el compromiso de Renault con esta tecnología, desmarcándose de sus homólogos franceses Peugeot y Citroën al no diseñar un único modelo capaz de soportar tanto trenes motrices eléctricos como de combustión interna. Esta táctica ha sido utilizada por VW en la gama ID, pero ha mantenido el Golf como un sólido respaldo. Sin un sustituto para el Megane con motor de combustión, el de Renault parece un movimiento valiente y dramático en comparación.
Sin embargo, el hecho de que Renault se centre en un solo coche podría dar sus frutos, ya que el Megane E-Tech Electric incluye algunas innovaciones líderes en su clase, aprovechando la reputación de la marca como innovadora en materia de vehículos eléctricos, respaldada por un nuevo y elegante diseño y una tecnología líder en su clase.
La plataforma CMF-EV sobre la que se asienta el nuevo Megane ha sido desarrollada conjuntamente con el socio de la Alianza, Nissan, e incorpora el paquete de baterías más delgado del mercado, con tan solo 110 mm de grosor. Esto ha permitido a los diseñadores de Renault mantener la carrocería relativamente baja en comparación con la plataforma MEB de VW, una característica que ha sido exagerada por el diseño del nuevo Megane. Bajo la atenta mirada del jefe de diseño de Renault, Laurens van der Acker, la delgada línea de las ventanillas, las grandes ruedas y el eficaz uso de elementos de color oscuro a lo largo de la base del coche ocultan su masa visual, aunque en términos de dimensiones esté más cerca del VW de lo que parece.
Otras peculiaridades proporcionales típicas de las plataformas EV a medida, como la distancia entre ejes relativamente larga de 2,7 m y las grandes ruedas, ocultan el volumen del coche al tiempo que liberan más espacio en el habitáculo.
Hablando de eso, Renault ha trabajado muy duro para crear un habitáculo distintivo y tecnológico que contrasta con la estética utilitaria del ID.3 de VW. Sus interfaces digitales dominan, como suele ocurrir hoy en día, con dos pantallas, una apaisada y otra vertical, ocultas bajo una distintiva superficie en forma de L en el salpicadero. Los controles físicos se reducen al mínimo, pero incluso con tanto espacio digital disponible, hay teclas fijas para mantener los controles principales disponibles en todo momento, reduciendo el número de pulsaciones de pantalla necesarias para completar las tareas comunes.
Motorización y prestaciones
Bajo su atractiva piel, el Megane E-Tech utilizará un único motor eléctrico de dos potencias, 128 CV y 218 CV, impulsado por uno de los dos paquetes de baterías disponibles, de 40 kWh o 60 kWh. Con su combinación más potente, el Megane alcanzará los 100 km/h en 7,4 segundos, un poco menos que el ID.3 más rápido. Las estimaciones de autonomía varían en función de la combinación de motor y batería, pero oscilan entre los 186 kilómetros en el extremo inferior y los 292 kilómetros. Con una menor variación en los tamaños de motor y batería ofrecidos, los clientes no tendrán la amplitud de opciones que ofrece el ID.3, pero se espera que la gama del Megane crezca en el futuro.
