Mientras que el B-Max se centra en ofrecer un aspecto tÃpico de monovolumen, con ciertos toques deportivos, con una lÃnea bastante parecida a sus hermanos mayores C-Max y S-Max, en el caso del C3 Picasso ocurre todo lo contrario. Su carrocerÃa más recta, dividida claramente en dos secciones –frontal y habitáculo- puede parecer algo más rústica, pero también se parece a alguno de sus hermanos de gama como el Citroën Berlingo o el Nemo, por lo que vemos también una clara continuidad en sus diseños. Como novedad, al llevar ya un tiempo en el mercado, el Citroën ha modificado ligeramente la estética en el frontal para incorporar el nuevo logo de la marca y añadir detalles como la luz diurna tipo LED que también monta el Ford.
Sus medidas exteriores son prácticamente idénticas. El Citroën es ligeramente más grande en cada una de ellas, con milÃmetros casi testimoniales, tanto en longitud, anchura como en altura, pero en el conjunto sà parece un coche mayor, algo que, como veremos más adelante, se traduce en un espacio habitable algo mayor.
La silueta del Citroën, al estilo furgoneta, le aporta más espacio interior. Los dos modelos que nos han cedido sus respectivas marcas estaban configurados prácticamente con el acabado tope de gama: Exclusive para el C3 Picasso y Titanium para el B-Max y equipados con algún que otro extra como el pack Exclusive del Citroën, que añade llantas de 17 pulgadas, techo panorámico y pintura metalizada, o las llantas de aleación de 5 radios en forma de “Yâ€, también de 17 pulgadas, del Ford.
Los dos modelos son cinco puertas, pero el B-Max juega con un as bajo el brazo. Las dos puertas traseras son correderas, permitiendo una entrada y salida de las plazas posteriores más cómoda y aportando facilidades como la acción de atar a los niños colocados en sus sillitas.
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Ford configura todos los elementos del salpicadero de forma clásicaCada uno a su manera. En la parte de salpicadero ambos han optado por dos configuraciones bastante diferentes. En el caso del francés se ha optado por concentrar prácticamente todos los indicadores y funciones en la parte central del salpicadero: en la parte superior encontramos hasta tres displays, donde encontramos toda la información relacionada con el vehÃculo –velocÃmetro y cuentarrevoluciones digital, ordenador de a bordo e indicadores en la parte derecha-. Además,  por si fuera poco, se ha instalado otra pantalla más justo debajo, con varias funciones como el navegador o el audio. Más abajo se sitúan los controles del climatizador i el equipo de música. Todo el salpicadero presenta un acabado blando al tacto, con cuatro salidas de aire incrustadas de diseño curioso y con un nivel de acabado bastante aceptable.
En el B-Max la cosa está más repartida. Digamos que la distribución de la parte delantera está un poco más esquematizada, siguiendo los patrones más habituales que encontramos en la gran mayorÃa de vehÃculos hoy en dÃa. Tras el volante el cuadro de mandos, con sus dos esferas correspondientes al velocÃmetros y al cuentarrevoluciones con un pequeño display en el centro. En el medio del salpicadero se sitúa la consola central, con la diminuta pantalla caracterÃstica de Ford, el equipo de infoentretenimiento Sony y el climatizador. Como en el Citroën, el B-Max también ofrece un tacto blando y agradable en la mitad superior del salpicadero, y presenta un nivel de acabado quizás un poco por encima del francés.
El C3 Picasso apuesta por situar todas las funciones en el centroPuestos a encontrar diferencias notables cabe destacar también la gran diferencia que existe entre uno y otro en cuanto a postura de conducción se refiere. En los dos es fácil sentarse, regular la distancia, la altura y reclinar más o menos el respaldo para sentirnos cómodos, pero la forma de sentarse en uno y otro es totalmente diferente. En el caso del Ford adoptamos una posición más normal, como en la mayorÃa de turismos: una posición más bien baja y ligeramente tumbados. En cambio en el C3 Picasso se ha optado por una configuración bastante más alta y erguida. Los pedales cercanos y un excesivo grado de inclinación del volante nos obligan a sentarnos como en una silla.
Hay que destacar la excelente visibilidad que presenta el Citroën, incorporando dos ventanillas laterales justo a continuación del parabrisas que nos ensanchan agradablemente el campo de visión a la carretera. La mayor superficie acristalada del portón trasero también juega a favor del francés. El Ford tiene un problema notable: la ausencia del pilar B se ha tenido que compensar con refuerzos en las puertas que se nos antoja incómodo a la hora de tener que mirar hacia atrás en tres cuartos –por ejemplo en incorporaciones a la autopista-, donde resta un buen trozo de visión.
Otra muestra del buen equipamiento de serie con el que cuenta el C3 Picasso lo encontramos tras los asientos delanteros, donde se han instalado dos mesitas con luz de lectura de tipo LED.
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Las puertas corredizas facilitan la manipulación en las plazas traseras. Está bien para cinco adultos con mÃnimo equipaje. Ambos modelos aceptan hasta a tres pasajeros en las plazas traseras, suficientemente amplias para albergar tres adultos de complexión media. Esto se consigue sacrificando la sujeción lateral de los respaldos para ofrecer una superficie prácticamente plana en los tres asientos –sÃ, la plaza central es bastante aprovechable-, adoptando una posición semejante a la de sentarse en un banco. El B-Max, por causa del mecanismo de apertura de las puertas corredizas, es un poco más estrecho, pero las formas de éste no impiden que los dos ocupantes de los extremos se sientan a gusto.
En cuanto a altura para la cabeza y las piernas, ambos ofrecen un espacio correcto, algo más para el Citroën debido también a su mayor anchura y altura de la carrocerÃa y a un respaldo reclinable en dos posiciones.
El maletero no es uno de los puntos a destacar en ninguno de los dos casos. Ford propone un doble fondo para ampliar sus posibilidades, con un suelo rÃgido que puede configurarse en dos posiciones para guardar objetos debajo, mientras que el Citroën se beneficia de unas formas más rectas, una mayor altura hasta el techo para cargar objetos y de una banqueta trasera desplazable hacia adelante que aumenta sustancialmente el espacio útil. También dispone de doble fondo.
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El maletero del Citroën es más aprovechable que el del Ford. Una comparativa de este tipo, donde el espacio de carga del maletero, el confort de los ocupantes y la habitabilidad en general cobran un sentido muy relevante, teniendo en cuenta las dimensiones compactas de los modelos, hemos decidido sacar la cinta métrica y tomar nuestras propias medidas para despejar las posibles dudas que hayan podido surgir.
Ya que estábamos hablando de los asientos posteriores, veamos cuáles son los tamaños reales que nos han salido: En el Ford B-Max el ancho de los asientos es de 118 cm, con una altura del respaldo de 60 cm y una longitud de la banqueta de 49 cm. En el caso del Citroën C3 Picasso la anchura se ve aumentada hasta los 124 cm, con una altura del respaldo y una longitud de la banqueta exactamente iguales a las del Ford. La altura disponible de la banqueta al techo es muy pareja, aunque el francés aporta dos centÃmetros extra, lo que se traduce en un mayor espacio de la cabeza al techo y una sensación de espacio superior.
En cuanto a medidas de maletero y espacio aprovechable, el B-Max vuelve a quedarse un poco atrás respecto al Citroën. En el C3 Picasso encontramos un ancho de 105 cm con dos pequeños huecos laterales, una profundidad de 75 cm y una altura hasta el techo de 95 cm, medidas que ofrecen un volumen de carga de unos 385 litros. Los 318 litros que ofrece el B-Max se consiguen con una anchura de 100 cm –más dos huecos laterales-, una profundidad de 62 cm y una altura al techo de 85 cm. A su favor cuenta con una boca de carga más baja que facilita su acceso.
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El motor se les queda un poco corto cuando los cargamosComo ya os he comentado, los dos modelos montan el mismo propulsor, un 1.6 HDi de 92 CV en el caso del Citroën y del 1.6 TDCi de 95 CV para el B-Max –aunque cambie la nomenclatura, es el mismo-. Hablamos de un motor bastante perezoso, con una entrega de potencia lineal y que no nos acaba de gustar demasiado.
No tiene apenas bajos, por lo que si buscamos un poco de brÃo es necesario subirlo bastante de vueltas, con el pertinente aumento del gasto de combustible que ello conlleva. Está asociado a una caja de cambios manual de 5 velocidades en ambos modelos, con lo que consiguen una aceleración de 0 a 100 km/h en 13,3 segundos para el Citroën y 13,9 en el caso del Ford.
Ambos rondan un consumo medio cercano a los 4 litros cada cien kilómetros, con unas emisiones de CO2 de apenas 109 y 104 g/km. En la realidad, la cifra de gasto de carburante se ve ligeramente aumentada por la falta de potencia en según que casos, aumentandola hasta prácticamente entre los 5 y 5,5 litros a los 100 km.
En carretera el Ford lo notamos ligeramente superior.Algo que genera un equilibrio por tanto entre ambos modelos, ya que el C3 Picasso le llevaba la delantera al Ford B-Max, cuanto a espacio interior.
El Ford B-Max ofrece un excelente confort de marcha. La agradable sensación de rodadura que se consigue con el B-Max es debido a una mejor puesta a punto de chasis y unas suspensiones más firmes.No hay apenas balanceo en contra de lo que pudimos ver con el Citroën, el cual se balanceaba en curva mucho más.
La dirección también es mucho más precisa, con un tacto tanto en dureza como en vibraciones mucho mejor conseguido que en el caso del C3 Picasso. Nos daba sensación de muy blanda y carente de información con el tipo de calzada, asà como la palanca de cambios, donde el tacto era demasiado forzado entre marcha y marcha.francés, que nos pareció blanda y carente de información
En resumen, estos dos vehÃculos, según necesidades y gusto de cada cliente podrán estar bien, pues, la comparativa realizada nos daba un empate, al tener cada uno algo destacable, pero si me diesen a elegir, personalmente me quedarÃa con el Ford B-Max por nuestro particular promedio de nota media.
Uno es más espacioso, el otro más cómodo. ¿Con cúal te quedarÃas tú?…
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