Thierry Bolloré, director general de Renault encargado de la Competitividad es, a dÃa de hoy prácticamente en el número dos de la marca. Y en su opinión, la planta de Palencia, en la que ya se produce el Kadjar junto a varias variantes del Megane, si no es la primera es una de las dos mejores fábricas que tiene la alianza Renault-Nissan en el mundo.
De todas maneras, el ejecutivo francés advierte que no se debe caer en la complacencia. «España es un paÃs de costes altos de producción, lo que pasa es que por una serie de circunstancias, como los menores costes salariales que Francia y las decisiones de su Gobierno, ha reaccionado antes y mejor a la crisis, obteniendo una ventaja sobre su vecinos del norte, que ahora, con el acuerdo de competitividad que hemos firmado, parece que empieza a despertar, y otros paÃses», explica. El plan de competitividad también se aplicará a RumanÃa y, sobre todo, a Brasil y Argentina, donde los costes se han disparado. «Tenemos que ir por delante de los acontecimientos», pero ve a España bien colocada para recibir nuevos proyectos porque «el éxito favorece la llegada de nuevas inversiones».
Por otra parte, Bolloré señala que está consiguiendo bajar el punto de rentabilidad de Renault. «Nuestro presidente habÃa dicho que estaba en 2,5 millones de unidades al año, pero hemos conseguido bajarlo en torno a un 3%. No es mucho, pero ayuda. Aunque el punto de rentabilidad es siempre móvil».
Con la ciudad india de Chennai como escenario del lanzamiento del nuevo modelo Kwid, Bolloré dice que, además de asegurar que éste llegue al mercado indio de la forma más correcta posible, Carlos Ghosn, el presidente de Renault y de Nissan, le ha pedido que se concentre en la nueva fábrica de China, el primer mercado mundial y un gran terreno de conquista. De todas formas confiesa que ha ordenado a sus colaboradores que «a partir de ahora, todos los modelos tengan las caracterÃsticas necesarias para poder ser matriculados en Estados Unidos».
Se muestra orgulloso de su último proyecto: la plataforma CMF-A. «Con ella vamos a explorar, además de las que nos proporciona el Kwid en la India, en un segmento que es muy grande en este mercado, nuevas oportunidades», asegura. Una de sus caracterÃsticas es que su producción necesita solo entre nueve y 10 horas, en función del contenido.
Ha necesitado una inversión que aproximadamente es la mitad de la que suele requerir un coche moderno por tres razones principales: «La primera es que Gerard Detourbet, que ha dirigido el proyecto, ha llevado el control de los costes hasta el lÃmite, logrando que nuestro responsable de estilo, Laurens Van der Acker, y su equipo hayan desarrollado su trabajo buscando la mejor relación entre coste y diseño. La segunda razón es que no es un trabajo de un solo equipo, es el resultado de la colaboración de todos los centros técnicos de Nissan desde Japón, de Renault-Samsung desde Corea del Sur y, por supuesto, de Renault desde Francia y del centro técnico de la alianza en India. Y, finalmente, ha sido importante disponer para su producción de la fábrica de Chennai, muy moderna, en la que las inversiones a realizar para preparar la lÃnea de montaje han sido reducidas».
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