Cuando parece que lo ha conseguido todo el bicampeón del mundo siempre regresa a casa con un nuevo triunfo. Este viernes, el piloto de 58 años, recogerá en Oviedo el Premio Princesa de Asturias del Deporte de manos de una nueva generación: la princesa Leonor.

En un contexto en el que las nuevas generaciones dan un paso al frente (también en los circuitos con su hijo Carlos Sainz Jr. con una carrera automovilística imparable), conviene recordar que la primera gran victoria a nivel mundial del piloto madrileño, hace exactamente tres décadas, se la dedicó precisamente al entonces príncipe de Asturias cuando ambos se encontraban en la otra parte del mundo.
Recordar el palmarés de Carlos Sainz es largo, como recordar todas las veces que en los últimos años que le he preguntado por su jubilación. “Ahora no es el momento de valorar mi posible retirada, sino de disfrutar de la victoria”, suele responder el piloto que siempre quiere más. Sin embargo, este encuentro del deportista con la Familia Real, trae a la memoria una victoria en concreto, la que tuvo lugar en el verano de 1990.
Su última victoria en una carrera le llegó a comienzos de este 2020 con su tercer triunfo en el Rally Dakar, lo que vino a agrandar su leyenda al ganarla con 57 años y convertirse en el campeón más veterano en una carrera marcada por la dureza del desierto. Tras esta victoria tuvo lugar un emotivo recibimiento en el aeropuerto por parte de su mujer, Reyes Vázquez de Castro, y sus tres hijos, Blanca, Ana y Carlos.
El pasado junio, cuando se enteró de que le habían concedido el prestigioso galardón, que ya tienen Rafa Nadal, los hermanos Gasol, Javier Gómez Noya, Iker Casillas o Xavi Hernández, el piloto compartió un mensaje que se puede interpretar como un guiño: “Es para mí un orgullo y una satisfacción enorme recibir el Premio Princesa de Asturias y entrar así a formar parte de esa lista tan excelente de premiados”. Unas palabras (orgullo y satisfacción) que en el imaginario colectivo nacional forman parte de los tradicionales discursos navideños del rey Juan Carlos, que en los últimos años ha recorrido los circuitos internacionales apoyando a los pilotos españoles entre los que está su hijo, Carlos Sainz Jr, que ya ha recibido el Premio Nacional del Deporte, un galardón que le entregaron en noviembre de 2015 en una recepción que presidieron los reyes Felipe y Letizia, junto a don Juan Carlos y doña Sofía.
A lo largo de los años los encuentros entre el rey Felipe y el que algunos han apodado a raíz de sus triunfos en el Dakar “El Rey del desierto” (sin olvidar que durante años fue «El Matador”, un apodo que le pusieron en el extranjero por su origen español) han estado marcados por la buena sintonía. Ahora se escribe en Asturias un nuevo capítulo de la biografía de un hombre que ha dedicado cuarenta años al deporte y durante treinta ha llevado la «marca España» por el mundo.
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