La artista catalana Lily Brick se ha encargado de realizar un mural en el túnel de entrada al Circuit que refleja el dinamismo y las emociones que se viven en él.

El Circuit de Barcelona-Catalunya se prepara a consciencia cada vez que acoge el Gran Premio de España de F1. La ocasión lo requiere, y es por eso que habitualmente se viste con sus mejores galas para acoger la categoría reina del mundial. Además, en más de una ocasión ha recurrido al arte para llevar a cabo esa transformación y, en la 33ª edición, ha querido seguir esta línea.
Por este motivo, el Circuit de Barcelona-Catalunya ha recurrido a la artista urbana catalana Lily Brick para llevar a cabo un gran mural en el túnel de entrada al recinto deportivo, que refleja el dinamismo que siempre se da en el Circuit. Se representa un pelotón de ciclistas que invita a entrar, simbolizando el vínculo del territorio con la Volta a Catalunya y el ciclismo e iniciando un trayecto artístico basado en la velocidad.
El grupo se fragmenta para dar paso a unos elementos dinámicos rectangulares que aportan movimiento y dirección, en alusión al actual logotipo. Seguidamente se muestra un monoplaza de F1 representativo de la belleza de un trabajo perfecto de ingeniería, tecnología y diseño. Este elemento rompe otra vez y lleva a la característica forma a partir de la cual las motos toman las curvas del Circuit, algo casi propio de la danza. Un trayecto que finaliza en el triunfo.
La obra aspira a transmitir las emociones de victoria y la comunidad que se crea entorno a los Grandes Premios y competiciones, poniendo énfasis en el carácter épico que tiene para la sociedad. El Circuit es un espacio referencial en lo que a competiciones de motor se refiere y estas competiciones son herederas de otras que resultaron imprescindibles para la historia de la humanidad de la cultura clásica.
La gama cromática, además, se ha generado a partir del color rojo característico del Circuit, combinándolo con tonos más claros y oscuros. El mural está realizado con brocha y materiales plásticos sin disolventes, reduciendo así el impacto medioambiental. Se trata de una primera parte de mural de 325 m2 llevada a cabo en dos semanas, algo inédito para la artista.
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