Aunque en nuestro país no es muy habitual tener que enfrentarnos a la nieve en carretera con nuestro coche (salvo en zonas del Norte y los Pirineos), la situación ha llegado: este fin de semana está dejando muchísimas complicaciones en nuestras carreteras, incluso con cientos de coches bloqueados y atascados (como en la AP6 entre Madrid y Castilla León y en el norte peninsular) y numerosas carreteras de la vía principal intransitables. El sentido común obliga en estas circunstancias a postponer los viajes y tener la máxima precaución, pero, si tienes que circular irremediablemente o una nevada te ha pillado de improviso en carretera, es indispensable contar con unas nociones básicas sobre conducción con nieve o hielo: así, sabremos reaccionar y conducir de la forma más segura posible.

Cuando vamos a conducir bajo una nevada debemos tener especial cuidado con cómo nos vestimos y más si nos vamos a enfrentar a una carretera nevada. El calzado es clave ya que debemos ‘sentir’ los pedales y, por ello, no es recomendable usar botas con suelas gruesas, sino más bien llevar puestas unas deportivas y, luego, cuando lleguemos a nuestro destino ponernos un buen calzado para la nieve. La ropa también debe ser ligera, que abrigue, pero que no nos impida realizar movimientos rápidos y cómodos con el volante.
Si en seco hay que tener en cuenta que la distancia de seguridad con el coche que nos precede es una garantía en caso de tener que frenar bruscamente, en el caso de circular con el asfalto cubierto de nieve esta distancia tiene que hacerse mucho más grande ya que en esas condiciones las frenadas se alargan mucho más.
Si hablamos de conducción con nieve, el manejo del volante siempre ha de ser siempre suave y dulce. Quedan completamente prohibidos los volantazos bruscos que nos harían perder el control del vehículo.
Al igual que sucede con el volante, al pedal del acelerador hay que ‘acariciarlo’ -de ahí la importancia de llevar un calzado ligero- tanto en las arrancadas, como a la salida de las curvas.
En resumen, todos los movimientos que tenemos que hacer cuando la carretera tiene nieve o hielo tienen que ser consecuentes con la situación. No se puede ir a la misma velocidad que cuando la calzada está seca. No podemos ‘apurar frenadas’ , ni pisar el pedal del freno del mismo modo; nada de girar el volante bruscamente, ni acelerar a fondo en las arrancadas o al salir de una curva. Y, por supuesto, no ponerse nervioso en ningún caso: hay que mantener la calma, la cabeza fría y llevar estos consejos en ella para hacer uso de los mismos si nos encontramos con alguna de estas situaciones.
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